No sé cuantas veces he pensado en revivir en la mirada de desconocidos en si alguna de las tantas penumbras del camino encontraría a alguien que me devolviese la sonrisa que me robó una persona perfectamente imperfecta, perfecta porque me llenaba, era amor, amor del bueno, del que eres capaz de cruzar medio mapa por ella, e imperfecta porque cada día era superar una piedra mayor que la anterior, hasta que al final terminó, demasiado imperfecto, demasiada felicidad recibida pero mucha perdida.
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